Como cada año, la ceremonia aconteció en el Parque Conmemorativo de la Paz, localizado en la ciudad de Itoman, el último lugar donde hubo intensos combates.
La Batalla de Okinawa devino la única invasión terrestre de Estados Unidos en Japón durante la Segunda Guerra Mundial y cobró la vida de más de 200 mil personas, la mitad civiles.
Según estimaciones de los historiadores, uno de cada cuatro residentes de la prefectura en esa época perdió la vida en esta batalla.
Además, calculan que unas 200 mil toneladas de munición cayeron sobre Okinawa, 10 mil de las cuales no explotaron y podría costar casi un siglo conseguir su retiro total, al decir de expertos en la materia.
En distintas décadas, la explosión de algunos de estos artefactos ha cobrado vidas de residentes y alterado la dinámica local.
Cerca del 70 por ciento de las instalaciones militares norteamericanas en Japón, se concentran justo en Okinawa.
De acuerdo con la corporación nipona de noticias NHK, el año pasado, la prefectura tuvo que hacer frente a un número sin precedente de casos de individuos vinculados al Ejército estadounidense a los cuales las autoridades investigaron como sospechosos de crímenes.
mem/msm