El Ministerio de Trabajo liberó a estos hombres en un galpón abandonado en Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul.

Los trabajadores, con edades entre 41 y 64 años, recogían residuos en las calles y los entregaban a una empresa de reciclaje que operaba sin licencia.

Vivían en compartimentos improvisados con madera reutilizada, sin ventanas, con filtraciones de agua y expuestos a temperaturas cercanas a siete grados centígrados al momento del operativo.

La cartera calificó el caso de «situación análoga a la esclavitud», término legal utilizado en Brasil cuando concurren elementos como trabajo forzoso, servidumbre por deudas, jornadas extenuantes o condiciones degradantes de vida y labor. El propietario de la empresa fue detenido por la Policía Federal.

Según los fiscales, el lugar no contaba con condiciones mínimas de seguridad, higiene ni dignidad. La escena encontrada remite más al siglo XIX que al presente: sin camas, sin acceso a baños adecuados y sin contratos laborales.

Los trabajadores serán ahora atendidos por la red de asistencia social del municipio y recibirán tres cuotas del seguro de desempleo, además de indemnizaciones calculadas por el ministerio.

Desde la creación en 1995 de los equipos móviles para combatir el trabajo esclavo, Brasil ha rescatado a más de 65 mil personas. Este nuevo caso revela que el fenómeno, lejos de erradicarse, sigue presente incluso en zonas urbanas.

Las autoridades reiteraron el llamado a la ciudadanía a denunciar condiciones sospechosas y reforzaron que ninguna actividad económica, por marginal que parezca, puede justificar la violación de los derechos humanos básicos.

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