Formados en la Academia de las Artes Vicentina de la Torre, entre otras instituciones del sistema de la enseñanza artística nacional, este proyecto, iniciado en 2021-2022, reafirma el compromiso de Cuba con la educación artística como pilar de su identidad.
Entre los graduados destacó Tahiris Soler Castellano, reconocida como la mejor de su promoción. «Me siento orgullosa de mí misma», dijo a Prensa Latina.
«Fue un trabajo muy duro, pero valió la pena, porque esto es lo que yo quería». Sus palabras reflejan el rigor de una formación que exige entrega absoluta al mundo del arte.
Soler, sin embargo, confesó sus aspiraciones personales: «Pienso presentarme a las pruebas del Instituto Superior de Arte para crecer como actriz».
Aclaró que su pasión por la instrucción no ha desaparecido, pero siente una llamada más fuerte hacia la interpretación.
Esta dualidad entre enseñanza y creación artística define a muchos de estos jóvenes formadores, que para esta graduación llegaron a 22 en Camagüey, en un proyecto que fue impulsado a inicios de siglo por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Ante los desafíos actuales del arte cubano, Soler fue clara: «En este contexto histórico, muchos han perdido interés por el arte. El teatro es una forma de morder la realidad, de hacer reflexionar».
Subrayó así el papel social del instructor como guía en tiempos complejos.
«Las personas van al teatro para liberarse, explicó, para ver cosas que les gusten».
Con esta sencilla frase, defendió el arte como refugio y espejo de la sociedad, un concepto que lleva implícita la esencia martiana y fidelista de la enseñanza artística en Cuba.
Kenny Ortigas, Director de Cultura, recordó durante la ceremonia el legado de los años 70 y aquellos primeros graduados que recibieron sus títulos de manos de Fidel Castro en 2004-2005.
«Ser instructor de arte es orgullo y servicio», afirmó, vinculando pasado y presente.
La ceremonia, celebrada en el emblemático espacio de la Oficina del Historiador de Camagüey, reunió a graduados en Artes Visuales, Teatro, Música y Danza. Cada disciplina representa un hilo en el tejido cultural que estos jóvenes se comprometen a preservar y enriquecer.
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