El informe de la Federación Internacional de la dolencia alude a 2024 y se espera que, para 2050, esta cifra alcance los 24 millones de personas diagnosticadas en el gigante sudamericano.
Según el Ministerio de Salud, el 62,8 por ciento de los diagnosticados son mujeres y un 27 tiene entre 60 y 69 años.
En 2023, de acuerdo con la cartera, un 10,2 por ciento de la población adulta en las capitales brasileñas declaró tener el padecimiento.
La encuesta de la federación internacional también indica que Brasil gasta, en promedio, dos mil 714 dólares por persona con diabetes, y que un 31 por ciento de los adultos en este grupo de edad viven con la enfermedad sin diagnóstico, es decir, sin saber que padecen la enfermedad.
Uno de los casos es el de la psicopedagoga Andréa Cristina Olímpio de Abreu, quien buscó ayuda médica tras notar dificultades para bajar de peso.
«El diagnóstico me resultó extraño, porque siempre pensé que comía bien. Nunca comí muchos dulces, no me gusta el chocolate. Así que no pensé que la harina blanca fuera tan mala», señaló.
Para Olímpo de Abreu, descubrir que padece una enfermedad crónica la afectó emocionalmente.
«El mayor desafío ha sido aceptar que tengo un problema y, a partir de ahí, adaptar mi dieta, realizar actividad física regular, dormir bien y bajar de peso. Es una nueva etapa en mi vida», apuntó.
Determinada literatura médica indica que la diabetes es una afección causada por la producción insuficiente o la mala absorción de insulina, la hormona responsable de regular la glucosa (azúcar) en la sangre y asegurar la energía para el funcionamiento de las células del cuerpo.
El ministerio recomienda a los pacientes acudir a la Unidad Básica de Salud más cercana.
«La Atención Primaria de Salud (APS) es la puerta de entrada preferida al sistema, trabajando para promover la salud, prevenir factores de riesgo, la detección temprana, el seguimiento y, cuando sea necesario, la derivación a atención especializada», explica la cartera.
El tipo uno de diabetes suele manifestarse en la infancia o la adolescencia, aunque también puede diagnosticarse en adultos. El dos aflora cuando el cuerpo no utiliza adecuadamente la insulina producida y está directamente relacionada con factores como sobrepeso, sedentarismo, triglicéridos elevados, hipertensión y hábitos alimentarios inadecuados.
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