domingo 21 de diciembre de 2025

Andy Maqueira, el «Genio Cubano» del tenis de mesa

La Habana, 29 jun (Prensa Latina) En algún rincón de Bejucal, a más de 20 kilómetros de la capital, un niño de 14 años entrena hoy como si el futuro del tenis de mesa cubano dependiera de su muñeca.

Por Boris Luis Cabrera

Andy Maqueira, de apenas 14 años, compone sinfonías con su raqueta y va escribiendo con ella una historia en el tenis de mesa de este país. Es un alquimista del vértigo y la precisión, un pequeño Mozart de este deporte que en lugar de partituras lanza efectos, ángulos y victorias imposibles. Le llaman «El Genio de Cuba» y ya nadie se atreve a discutirlo.

Hace unos días, en Nueva York, frente a la mirada perpleja de entrenadores y ojeadores del mundo entero, Maqueira transformó un torneo en ópera.

Se llevó el oro en la categoría sub-15 del WTT Youth Contender, ejecutando un concierto de coraje, cabeza fría y técnica pulida a fuego. Derrotó a rivales de Estados Unidos, India, Vietnam y Canadá y en cada set dejó claro que su juego es una certeza.

Pero no fue solo oro. En la categoría sub-17 también compitió con bravura, cruzando rondas con autoridad hasta ceder ante el indio Sudhanshu Maini. Aun en la derrota, dejó su firma: la misma compostura, la misma garra, la misma mente de acero.

Dicen que su historia comenzó en un hotel, tras perder un partido informal frente a un argentino. Tenía nueve años y ya la derrota lo transformaba en proyecto de campeón. Hoy, con apenas 14, acumula medallas continentales y victorias en escenarios donde Cuba jamás había sido mencionada.

Su próximo reto será en Caracas, la próxima semana. El Contender Youth de Venezuela será una nueva parada en este viaje de asombro. Pero no se equivoquen: Andy no va a competir, va a sembrar otra página.

El niño que pidió una raqueta tras llorar su primera derrota es hoy un símbolo de talento y voluntad. Si sigue así, algún día —quizá no tan lejano— habrá que añadir su nombre al panteón de los grandes deportistas cubanos. Porque Andy Maqueira más que jugar, está construyendo destino. Y lo hace con una sonrisa, una raqueta… y el alma en cada punto.

oda/blc

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