El ente de la ONU requiere más de 200 millones de dólares para atender las necesidades más perentorias de los cuatro millones de refugiados asentados en campamentos de países vecinos como Chad, Egipto, Etiopía, Libia, Sudan del Sur y Uganda, segùn estadísticas oficiales.
La cifra no incluye a otros 10 millones de personas desarraigados de sus hogares a causa de la guerra entre el Consejo Soberano de Transición (CST), liderado por el general Abdel Fattah al Burhan, y la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), leal al general Mohamed Hamdan Dagalo, iniciada en abril de 2023.
Esos fondos cubren solo las necesidades básicas de parte de los desplazados por el conflicto, causante de la peor crisis humanitaria de la historia, cuyo fin no se avizora ni por negociaciones, o la victoria de uno de los contendientes.
El primer índice que desaparecerá en el curso de los próximos seis meses será el de los alimentos, subraya el comunicado del PMA, emitido en su sede de Nueva York y difundido por medios de prensa locales.
El único signo alentador es el avance de Las fuerzas del CST y la integración de un gobierno, cuyo primer ministro, el civil Kamel Idriss, prometió integrar un gabinete de tecnócratas, apolítico y aconfesional, cuya autoridad al parecer regirá solo en las zonas controladas por el CST. Así, la raíz de la tragedia, la guerra civil, sigue omnipresente con los contendientes negados a cualquier solución negociada.
La guerra civil sudanesa, además del desarraigo masivo de la población, costó a Sudán 24 mil muertes, un número muy superior de heridos y la devastación de este país del noreste africano.
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