Nacido en Altamira, Puerto Plata, en 1942, Meléndez estudió cine en Nueva York (1975–77) y dirigió cortos, documentales y largometrajes, además de ejercer la docencia en varias universidades del país.

En 1979 fundó la Cinemateca Nacional, que durante años fue centro de encuentros de directores de cine, críticos y estudiantes.

Su primer cortometraje, “El hijo” (1979), fue una versión cinematográfica del célebre cuento de Horacio Quiroga.

Poco después dirigió “El mundo mágico de Gilberto Hernández Ortega” (1983), un documental sobre la obra del pintor dominicano que, a pesar de sus limitaciones técnicas, fue reconocido por su autenticidad y su valor testimonial, destacó hoy Cinedominicano.

De manera paralela desempeñó múltiples funciones: fue director de Radio Televisión Dominicana entre 1982 y 1986, presidió el Comité Organizador del Instituto Nacional de Cultura, promovió varios festivales y fue asesor cultural de la Presidencia de la República. Cinedominicano destacó que su compromiso con la cultura dominicana fue integral y permanente.

Recordó que para rodar «Pasaje de Ida», hipotecó su casa, pidió préstamos y dedicó hasta el último centavo de su patrimonio.

Logró su objetivo: abordar la tragedia del carguero Regina Express, donde 22 dominicanos murieron ahogados mientras intentaban emigrar a Nueva York.

En la década de los 90 participó como productor de “Cuatro hombres y un ataúd” (1996), dirigida por Pericles Mejía, y su último largometraje fue “Del color de la noche” (2015), una película basada en la vida de José Francisco Peña Gómez, con la que reafirmó su compromiso de dar voz a las grandes figuras de la historia dominicana, señaló la fuente.

Cinedominicano lo recuerda como «un hombre que creyó en el poder del cine dominicano cuando apenas existía y que tuvo el coraje de arriesgarlo todo por una convicción: que nuestra gente merecía verse reflejada en una pantalla».

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