El país entró hoy en una nueva jornada, la última, del episodio canicular que impacta al territorio francés desde el fin de semana, con 59 departamentos que continúan en alerta por las altas temperaturas, de ellos cuatro en el máximo nivel de vigilancia, el rojo, y 55 en el inmediato inferior, el naranja.

Pannier-Runacher reconoció la buena respuesta de la población ante las indicaciones de las autoridades para hacer frente a un fenómeno que llevó los termómetros a superar los 35 grados centígrados en el 95 por ciento del territorio metropolitano.

La canícula dejó la víspera varios récords en suelo galo, donde fueron 84 los departamentos en alerta, 16 de ellos en la roja, una cifra sin precedentes.

En algunas ciudades y comunas se reportaron 40 centígrados o más, como en Aviñón (40.4), Nimes-Courbessac (41.3) y Prades-le-Lez (40.5), localidad en la que se rompió el récord de 39.5 establecido en 1982.

Cada ola de calor en Francia genera preocupación y que se recuerde la sufrida en 2003, cuando fallecieron 15 mil personas, de ahí el llamado frecuente de las autoridades a mantenerse hidratados y a evitar los ejercicios físicos fuertes, así como a atender a los más vulnerables, entre ellos los niños, los ancianos y los enfermos.

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