Según publicó Herrera en el sitio de Facebook del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), ver la película en esta nueva etapa se convirtió en un reencuentro con una obra maestra.
Experimenté un enorme placer al saber que la película se restauró, comentó.
Herrera agradeció la gestión del Icaic para lograr el gran desafío de conservar una obra de tantos años.
Esta restauración es, en cierta forma, la edición del director que siempre quise mostrar, enfatizó.
Realizar el largometraje fue un desafío artístico, añadió; siempre resultó de nuestro interés que esta película complaciera, tanto al público ruso, como al cubano, sin caer en folclorismos innecesarios, precisó Herrera.
El cineasta cubano reconoció la dificultad de lograr una síntesis cultural auténtica, aunque ya tenía experiencia previa en coproducciones.
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