En un ensayo clínico de fase dos, considerado el estándar de oro, 22 participantes con demencia de Parkinson que recibieron una dosis diaria alta de ambroxol durante un año no mostraron empeoramiento de los síntomas neuropsiquiátricos clave.

Mientras, 25 pacientes a los que se les suministró placebo presentaron un empeoramiento de los síntomas.

Ambos grupos compartieron puntuaciones cognitivas similares en cuanto a memoria y lenguaje; sin embargo, quienes tomaron ambroxol mostraron una estabilización de síntomas como delirios, alucinaciones, ansiedad, irritabilidad, apatía y actividad motora aberrante, a la par de experimentar menos caídas.

Aunque se determinó que el ambroxol era seguro, no se registraron mejoras clínicamente significativas en la cognición, pero los investigadores aseguraron que existen razones para mantener el optimismo.

En opinión del neurólogo Stephen Pasternak, de la Universidad Western en Canadá, “este ensayo clínico inicial ofrece esperanza y sienta una base sólida para estudios más amplios”.

Para los expertos, los hallazgos sugieren que algunos de los síntomas más graves de la enfermedad de Parkinson podrían controlarse con ambroxol si se toma regularmente en dosis altas.

Dado que el ambroxol puede atravesar fácilmente la barrera hematoencefálica, algunos científicos sospechan que este medicamento para la tos puede tratar enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica, la enfermedad de Gaucher, la neuroinflamación o la lesión de la médula espinal.

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