El traslado de las arenas de aquella región africana hasta esta nación centroamericana afectará, sobre todo, en el Valle Central y las regiones del Pacífico, añade un comunicado de esa institución.
Los arrastres de esas partículas del desierto —fenómeno conocido como calima— generan una notable disminución en la humedad del aire, lo cual limita la formación de nubes y, en consecuencia, la ocurrencia de precipitaciones, precisó el IMN.
Las afectaciones de ese factor comenzaron este martes a incidir en las condiciones atmosféricas del país, impulsadas por los vientos alisios y la canícula típica de este mes de julio, caracterizada por una baja temporal en la caída de agua y un aumento en la velocidad del viento.
El IMN pronosticó ráfagas de entre 40 y 60 kilómetros por hora en el Valle Central, mientras que en el Pacífico Norte y las zonas montañosas las velocidades podrían alcanzar entre 60 y 85 kilómetros por hora.
La institución de medición del clima aludió a “una disminución significativa no solo en la formación nubosa, sino en las precipitaciones”.
Desde el punto de vista de salud –agregó- estos factores también pueden originar algunas afectaciones, sobre todo a poblaciones sensibles, y en especial entre personas con padecimientos respiratorios”, opinó el meteorólogo del IMN José Pablo Valverde.
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