El resultado superó las previsiones de los analistas, que esperaban un aumento del 3,5 por ciento.
Comparando las etapas, el PIB registró un crecimiento del 1,4 por ciento frente a los tres primeros meses del año, cuando la economía se contrajo un 0,5 por ciento.
Dicho repunte permitió a Singapur evitar una recesión técnica, una posibilidad que había sido advertida por el secretario de Comercio e Industria, Beh Swan Gin, debido a las tensiones comerciales globales.
Estados Unidos impuso a Singapur un arancel base del 10 por ciento a las exportaciones de sus bienes, sector clave para la economía de este país.
Teniendo en cuenta la incertidumbre generada por la guerra comercial, la ciudad-Estado ajustó a la baja su pronóstico de crecimiento económico para 2025 y lo situó entre el cero y el dos por ciento, en relación con el rango anterior de entre el uno y el tres por ciento.
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