El director general del Ministerio de Salud en el territorio, Munir al-Barsh, afirmó que ese descenso tan pronunciado y anormal en una sociedad joven como la gazatí refleja los profundos efectos psicológicos, sociales y sanitarios de la guerra en curso.
Tal cifra revela la magnitud de la catástrofe que enfrentan las madres y los recién nacidos, recalcó el especialista en un comunicado.
En este conflicto se cruzaron todas las líneas, “hasta el punto de que los fetos y los bebés se convirtieron en objetivos invisibles del genocidio y la limpieza étnica”, denunció.
Al-Barsh reveló que en el primer semestre del año se contabilizaron dos mil 600 abortos, lo cual representó 15,3 por ciento de todos los embarazos, y 67 casos de malformaciones congénitas.
Además, se reportaron mil 600 casos de bajo peso al nacer (9,41 por ciento del total) y mil 460 nacimientos prematuros (8,59 por ciento).
Tales datos reflejan un estado de terror colectivo y una parálisis sanitaria y social, recalcó el doctor.
Estimó que el objetivo de Israel es borrar al pueblo palestino por medios indirectos, una estrategia que consideró un crimen silencioso de genocidio.
Las madres gazatíes dan a luz en duras condiciones humanitarias, bajo bombardeos, sin agua potable, alimentos ni medicinas, destacó.
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