Según explicó el mandatario en su conversatorio con medios de prensa de cada semana, el magnate republicano impuso una tasa de 10 por ciento a los productos de la nación canalera, mucho menos que a otros en la región, lo que facilitaría la instalación aquí de empresas con el objetivo de reexportar a la nación norteamericana.

Sobre ese posible panorama, el jefe de Estado comentó que traería beneficios en cascada, de empresas productoras de otros países, que les conviene más venir, terminar productos en Panamá y exportar a los Estados Unidos.

“Panamá está abierto a la inversión extranjera del tipo que sea, regulada debidamente, y lo que queremos con esto es plantear opciones de generación de empleo, crecimiento económico y toda la industria”, remarcó.

Subrayó, además, que será bienvenida toda la inversión extranjera y nunca se hará nada contra el productor, el industrial nacional.

En este continente, uno de los países más afectados es Brasil, al que según el reciente anuncio de Trump, Estados Unidos cobrará desde el 1 de agosto un arancel del 50 por ciento a las importaciones de sus productos.

La primera respuesta del gigante suramericano la dio un documento firmado por el vicepresidente Geraldo Alckmin y el canciller Mauro Vieira, que insta a la Casa Blanca a negociar y exige una respuesta a una propuesta confidencial enviada en mayo.

También Trump, amenazó con aranceles del 100 por ciento a los países que comercien con Rusia y puso como condición un acuerdo de paz para finalizar la guerra con Ucrania en 50 días.

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