El gobierno de Benjamin Netanyahu supervisa directamente la escalada generalizada en esa urbe, que incluye las demoliciones de viviendas, el desplazamiento de residentes y la confiscación de propiedades, alertó el especialista Fakhri Abu Diab.
En declaraciones a la agencia de noticias Shebah, criticó los intentos de imponer una identidad fabricada para borrar la cultura árabe y musulmana de la llamada ciudad santa.
Al respecto, acusó a ese país de falsificar la historia e imponer una narrativa coherente con su visión colonial.
El proyecto de judaización no se limita a cambiar el carácter cultural de la metrópoli, también abarca una guerra económica sistemática, destinada a agotar a sus habitantes árabes y empujarlos a la emigración, alertó.
Abu Diab afirmó que Israel se aprovecha de la preocupación mundial por los acontecimientos en Gaza y Cisjordania para perpetuar sus políticas expansionistas en Jerusalén.
El ejército israelí ocupó la zona oriental de la urbe en 1967 y desde entonces mantiene bajo su control el territorio, pese a que varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU reclaman su retirada.
De hecho, en 1980 las autoridades del país declararon a toda la localidad como su capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional.
Recientemente, el experto palestino Khalil Tafakji denunció que el gobierno de Netanyahu aceleró este año los planes expansionistas en la zona y en la periferia para judaizarla y aislarla del resto de Cisjordania.
El objetivo final es impedir que esa región se convierta en capital del futuro Estado palestino, como exige el mundo, aseguró.
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