Fue la primera carta magna y marcó un hito fundacional en la organización del nuevo Estado independiente.
Aquel día se realizó la ceremonia oficial en la entonces Plaza Mayor frente al Cabildo de Montevideo, resultado del proceso independentista iniciado en 1825 con la Cruzada Libertadora y consolidado con victorias militares en las batallas de Sarandí e Ituzaingó.
La Constitución fue redactada por la Asamblea General Constituyente y Legislativa, y estableció un Estado unitario, republicano y confesional, con la religión católica como oficial.
El gobernador y capitán general provisorio, Juan Antonio Lavalleja, junto a las autoridades civiles, eclesiásticas y militares, juraron lealtad a la carta magna.
La Constitución estableció las bases para el funcionamiento del Estado, definiendo la división de poderes, los derechos y deberes de los ciudadanos y el régimen político.
Fue el texto constitucional de más larga permanencia, con vigencia hasta 1918.
Establecer una carta magna nacional resultó condición impuesta por la Convención Preliminar de Paz para la independencia del nuevo país.
Por imposición extranjera aquel texto no fijó los límites del Estado, en especial con Brasil, que consiguió en 1851 apropiarse de unos 70 mil kilómetros cuadrados que pertenecieron a las Misiones Orientales, pueblos fundados por los jesuitas al este del río Uruguay.
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