En una entrevista con la agencia de noticias Shebah, el experto explicó que ese país busca alterar el paisaje cultural de la Jerusalén ocupada y borrar su identidad islámica y árabe mediante la celebración de eventos artísticos, musicales y fiestas del vino.
Esas reuniones forman parte de un proyecto de judaización integral, destinado a alterar el paisaje cultural e histórico de la urbe, recalcó.
Ibrahim estimó que no son simplemente actividades recreativas, sino más bien medios organizados para remodelar la conciencia espacial e histórica de la metrópoli y consolidar la narrativa de una “Jerusalén unida”.
Entre las actividades más destacadas celebradas en la parte oriental de la ciudad citó el Festival Internacional de Cine de Jerusalén, el Festival de las Luces y el Food Truck Festival.
Muchos de ellos se realizan en lugares de gran importancia religiosa e histórica, como la llamada Piscina del Sultán, el Muro, el Cementerio de Mamilla y el barrio de Silwan.
Tales sitios no son elegidos al azar, ese país busca usarlos para establecer una “presencia judía artificial” en espacios árabes e islámicos auténticos, aseguró.
“La ocupación no se conforma con promover sus festivales, sino que se esfuerza por sofocar por completo la vida cultural palestina, en un intento por crear un panorama cultural unilateral que favorezca sus objetivos coloniales”, subrayó.
En similar sentido se pronunció Fakhri Abu Diab, también experto en la materia, al afirmar que Israel ahora explota la actual agresión contra la Franja de Gaza para acelerar sus planes.
El Ejército israelí ocupó la zona oriental de la urbe en 1967 y desde entonces mantiene bajo su control el territorio, pese a que varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU reclaman su retirada.
De hecho, en 1980 las autoridades del país declararon a toda la localidad como su capital eterna e indivisible, una postura rechazada por la comunidad internacional.
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