Durante un acto en Fortaleza, capital del estado de Ceará (noreste), el mandatario de 79 años afirmó que formalizará su decisión este año tras evaluaciones médicas, pero advirtió: «No entregaré este país de vuelta a ese puñado de locos que casi lo destruye».
Sus declaraciones apuntan a la fragmentada oposición brasileña, que perfila candidatos como Tarcísio de Freitas, gobernador de Sao Paulo y aliado del exmandatario Jair Bolsonaro.
Lula, quien retomó la presidencia en 2023 tras vencer a Bolsonaro en las urnas por escaso margen, enfrenta desafíos legislativos luego del histórico rechazo del Congreso Nacional a su decreto sobre impuestos financieros, la primera anulación presidencial en 30 años.
Su administración impulsa reformas tributarias para eximir a quienes ganen menos de cinco mil reales mensuales (unos 900 dólares) y reducir exenciones empresariales, medida que considera vital para fortalecer servicios públicos y reducir desigualdades estructurales.
Este contexto ocurre mientras Brasil responde con firmeza a las amenazas arancelarias del presidente estadounidense, Donald Trump, quien propuso tasas del 50 por ciento a exportaciones nacionales, política que, según analistas, refuerza la postura de soberanía del gobierno.
La resistencia de Lula a las presiones comerciales de Estados Unidos revitalizó su imagen: su aprobación subió al 53 por ciento tras calificar las sanciones como «chantaje colonialista», de acuerdo con sondeos.
Paralelamente, su índice de rechazo cayó del 57 al 53 por ciento en julio, recuperación atribuida a su defensa de la integración regional mediante iniciativas como la relanzada Unión de Naciones Sudamericanas.
Sin embargo, persisten tensiones internas tras derrotas legislativas clave y críticas de movimientos sociales por la lentitud en reformas agrarias.
Pese a su edad —cumplirá 81 años durante el sufragio presidencial el próximo año— y antecedentes médicos, incluida una cirugía cerebral en 2024, Lula lidera todas las encuestas ante una oposición dividida.
El gobernante Partido de los Trabajadores descarta otros candidatos, aunque sectores progresistas señalan que eventuales complicaciones de salud podrían reabrir debates sobre figuras como el exalcalde Fernando Haddad, acutualmente ministro de Economía.
«De estar tan lúcido como hoy, con energía para caminar 15 kilómetros diarios, competiré para ganar», retó el mandatario, desafiando a rivales a igualar su agenda de giras por 200 ciudades este año.
Su mensaje concluyó con un llamado a defender la democracia: «Brasil no soporta otro invierno de odio».
lam/ocs





