El bloque de integración latinoamericano y caribeño señaló en su portal web que el 19 de julio de 1979, “el sabio pueblo nicaragüense, con la organización del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), trazó la ruta hacia la libertad”.

Destacó que con ello se puso fin a más de 40 años del régimen dictatorial y traidor de la familia Somoza, apoyada por Estados Unidos.
Han pasado 46 años desde que el FSLN le dio voz al clamor de los hombres y mujeres de la patria nicaragüense, quienes decidieron romper las cadenas que tenían sumida a la nación en una serie de desigualdades, expresó.
Significó que el Frente encauzó a “este país del ALBA-TCP por el sendero de la lucha antiimperialista y la justicia social”.
La Alianza Bolivariana recordó que la Revolución sandinista tiene sus raíces en la lucha contra la ocupación estadounidense del país centroamericano, entre 1912 y 1933.
Durante este período, apuntó, el gobierno de Nicaragua estuvo bajo la influencia de Estados Unidos, lo cual generó resentimiento y descontento en la población.
Evocó que Augusto César Sandino, líder político y militar nicaragüense, se convirtió en el símbolo de la resistencia contra la ocupación estadounidense, y en 1927, comenzó una guerrilla contra las fuerzas estadounidenses y el gobierno nicaragüense.
El ALBA-TCP rememoró que la Revolución sandinista se inició oficialmente el 17 de julio de ese año, cuando Sandino emitió una declaración de guerra contra las fuerzas estadounidenses y el Ejecutivo de turno.
Subrayó que la Revolución tenía como objetivo principal liberar a Nicaragua de la ocupación extranjera e instaurar un gobierno más justo y equitativo para todos los nicaragüenses.
Después del asesinato de Sandino en 1934 por órdenes del presidente Anastasio Somoza García, con apoyo estadounidense, “su legado continuó inspirando movimientos revolucionarios en Nicaragua”, señaló.
Resaltó que 26 años después, un grupo de jóvenes liderados por Carlos Fonseca Amador y Tomás Borge, formaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional, con el objetivo de continuar la lucha por la justicia social y la independencia nacional, que se alcanzó en 1979.
El ALBA-TCP ponderó las políticas sociales y económicas impulsadas por el FSLN en busca de la justicia social, que convirtieron a la Revolución sandinista en “un ejemplo importante de lucha por la libertad y la justicia en América Latina.
Refirió que, aunque tuvo sus desafíos y controversias, su legado continúa inspirando movimientos sociales y políticos en todo el mundo, “con dos líderes ejemplares, el presidente Daniel Ortega y la copresidenta Rosario Murillo”.
rc/jcd





