Al-Mughayyir explicó en un comunicado que esa área, ubicada en el sur del enclave costero, no es de ninguna manera segura porque está sujeta a continuos bombardeos aéreos, completamente privada de alimentos y enfrenta condiciones humanitarias y ambientales catastróficas.
Tras ordenar la evacuación de gran parte de la ciudad de Deir al-Balah, el Ejército israelí está reduciendo el espacio humanitario y hacinando a cientos de miles de personas, alertó.
El funcionario estimó que la actual fase de la guerra es más peligrosa porque “la ocupación (Israel) busca acabar con la existencia de la población palestina”.
Recientemente, el Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos afirmó que ese país hacinó a los palestinos en 55 kilómetros cuadrados, que representan apenas 15 por ciento de la Franja.
La población se encuentra retenida en este espacio confinado, bajo bombardeos y asedio, carente de agua, alimentos, refugio y atención médica, alertó la organización no gubernamental.
Asimismo, criticó la decisión israelí de no permitirles regresar a sus zonas de origen, que están destruidas o restringidas.
Tal plan forma parte de una política deliberada que encarna un proceso genocida llevado a cabo por Israel para desarraigar al pueblo palestino de su tierra, estimó.
El Monitor advirtió que la Franja de Gaza no solo es sometida a bombardeos, sino también a un proceso integral de aniquilación.
Sus residentes son tratados como detenidos en un campo de detención masiva, obligados a vivir en un área asfixiante de no más de 55 kilómetros cuadrados, sujetos a estricta vigilancia militar y ataques directos, recalcó.
Afirmó que Israel transformó el 85 por ciento del territorio en zonas cerradas mediante órdenes de desplazamiento forzado o control militar ilegal, “como parte de una política deliberada encaminada a aniquilar a la población palestina”.
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