Pese a la notoria reducción de los enfrentamientos armados en varias regiones del país, los restos explosivos de la guerra siguen actuando como armas silenciosas que provocan víctimas a diario, señalaron medios locales de prensa.

De acuerdo con las fuentes, en lo que va del mes de julio al menos 32 civiles, entre ellos 14 menores, perdieron la vida a causa de explosiones ocurridas en diferentes zonas del territorio sirio.

Las organizaciones subrayaron que este preocupante incremento en el número de fallecidos evidencia una vez más la ineficacia de la comunidad internacional y de los organismos especializados para enfrentar de forma decidida la crisis de las minas en Siria.

Asimismo, advirtieron sobre la limitada implementación de campañas de concienciación y desminado, lo que deja expuesta a la población civil, especialmente a los sectores más vulnerables.

Según estadísticas de la Defensa Civil Siria, tras más de 14 años de conflicto, vastas extensiones del país permanecen contaminadas, en particular las áreas cercanas a antiguas líneas de frente.

Desde el inicio de sus labores, los equipos de esa institución retiraron más de 28 mil artefactos explosivos, incluyendo más de 23 mil bombas de racimo.

Asimismo, el organismo documentó la utilización de más de 70 tipos de municiones, entre ellas 13 variedades de bombas de racimo prohibidas por tratados internacionales. El alto número de víctimas, precisó, obedece a factores como el retorno de civiles a zonas contaminadas y la falta de conocimiento sobre los riesgos que implican estos restos de guerra.

La entidad puntualizó que las cifras ofrecidas corresponden únicamente a los incidentes atendidos por sus equipos, por lo que el número real de víctimas y sucesos podría ser considerablemente mayor.

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