Las más de 400 mil personas afectadas en seis parroquias de Quito vuelven desde este miércoles a recibir el líquido vital en sus hogares después de los trabajos para reemplazar el ducto destruido en la zona del páramo Antisana, a 50 kilómetros al sureste de la urbe.

No obstante, las autoridades advirtieron que en las zonas altas se prevé que el agua pueda tardar hasta 48 horas en llegar.

“No podemos bajar los brazos, tenemos que seguir con el trabajo hasta que en el último barrio esté restablecido el servicio completamente”, manifestó el alcalde capitalino, Pabel Muñoz.

El problema con el agua en las últimas semanas provocó roces entre el Gobierno y la administración municipal, incluso la bancada oficialista citó a Muñoz a dar explicaciones en la Asamblea Nacional (Parlamento).

“Salvo que haya ignorancia o no conozcan cuáles son sus competencias, los alcaldes no somos sujetos de fiscalización de la Asamblea Nacional”, señaló el alcalde quiteño, quien se negó a asistir al Legislativo para “no politizar el tema”.

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