La agresión, ocurrida el 24 de julio, causó graves daños en las estructuras del templo y su entorno, según denunció el gobierno cambodiano en una declaración oficial.
Phnom Penh calificó los bombardeos y ataques aéreos como violaciones inaceptables del derecho internacional, en particular de los convenios de La Haya de 1954 y 1999 para la protección de bienes culturales en caso de conflicto armado.
El ministerio advirtió que la destrucción deliberada de un sitio cultural puede constituir crimen de guerra, y acusó a Tailandia de ignorar sus obligaciones legales internacionales.
Cambodia anunció que elaborará un informe de daños y buscará justicia y compensación mediante los mecanismos jurídicos internacionales pertinentes.
Las tensiones entre Cambodia y Tailandia, iniciadas en mayo, llegaron a su punto máximo luego de un enfrentamiento armado fronterizo que dejó al menos 11 fallecidos.
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