En un mensaje, el jefe de Estado calificó a Rahbani «no solo un artista, sino un estado intelectual y cultural completo, que escribía el dolor de la gente y tocaba las cuerdas de la verdad sin rodeos».
Más aún, fue una conciencia viva, una voz rebelde contra la injusticia y un espejo fiel de los atormentados y marginados, resaltó el mandatario libanés.
En esta misma línea de homenaje, el primer ministro, Nawaf Salam, declaró: «Con la ausencia de Ziad Rahbani, Líbano pierde a un artista creativo excepcional y una voz libre que permaneció fiel a los valores de la justicia y la dignidad».
Salam resaltó de Rahbani su profundo compromiso con las causas del ser humano y de la patria.
Para el presidente del Parlamento, Nabih Berri, «la melodía es triste, las palabras están desconsoladas y el telón negro cae sobre un capítulo humano que no muere».
El ministro de Cultura Ghassan Salame escribió en su cuenta de «X»: «Que Dios tenga piedad de un Rahbani creativo al que lloraremos mientras repetimos sus canciones inmortales».
Numerosos funcionarios y personalidades políticas, sociales y artísticas de Líbano y el mundo árabe también expresaron sus condolencias por la muerte de Rahbani, considerado uno de los símbolos más destacados del arte libanés
Ziad Rahbani nació el 1 de enero de 1956 en Antelias, hijo de dos gigantes del mundo del arte: su padre, Assi Rahbani, y su madre, el ícono de la canción árabe, Fairuz.
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