La jornada, de apenas 126,7 kilómetros, fue un relato coral de velocidad, estrategia y supervivencia. Ya antes del kilómetro cero, el Tour vivió su primera sacudida: una caída múltiple entre una veintena de ciclistas que retrasó la salida y dejó tensiones al filo de cada pedalada.
Luego, la fuga valiente de Maud Rijnbeek (Países Bajos, VolkerWessels) mantuvo el suspenso hasta que el pelotón, hambriento y despiadado, dio caza a la solitaria neerlandesa cerca de la Côte de Botségalo.
Más adelante, en la subida a la Côte de Cadoudal, el Tour escribió otra de sus páginas desgarradoras: la suiza Marlen Reusser (Movistar Team), una de las favoritas, quedó atrapada en una montonera y abandonó por problemas estomacales, dejando un vacío entre las aspirantes al podio.
En los últimos metros, mientras los equipos lanzaban sus cartas finales y las favoritas se medían al milímetro, la francesa Pauline Ferrand-Prévot (Team Visma Lease a Bike) arrancó con furia, pero se apagó justo antes del remate.
Fue entonces cuando Vos, leyenda viviente, decidió que no era día para ceder el paso. Apretó, adelantó y cruzó primera, con una mezcla de instinto y elegancia. Fue su victoria número 258 como profesional.
Detrás de ella, las favoritas Elisa Longo Borghini (Italia), Lotte Kopecky (Bélgica), Mavi García (España) y Liane Lippert (Alemania) llegaron a la meta dispersas, heridas por el caos del día. Pero el Tour apenas comienza, y si algo demostró esta etapa inaugural es que cada kilómetro será una batalla por sobrevivir… y brillar.
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