Groves, conocido por su punta de velocidad, desmintió etiquetas y brilló como un titán en la media montaña del macizo del Jura.
Fue el más fuerte de la fuga del día, la seleccionó con inteligencia en las cotas, resistió el caos tras una caída colectiva, y luego remó en solitario hasta la gloria, con una ventaja de 54 segundos sobre el neerlandés Frank van den Broek (Picnic-PostNL) y de 59 sobre su compatriota Pascal Eenkhoorn.

En una jornada rompepiernas y mojada, en la cual muchos favoritos se limitaron a sobrevivir, Groves alzó los brazos en Pontarlier —ciudad que no recibía al Tour desde 2001— tras una cabalgada maestra que lo consagra como algo más que un esprínter. Es la segunda victoria australiana de esta edición tras la conseguida por Ben O’Connor en Superdévoluy.
La etapa también dejó sobresaltos, como la caída del español Iván Romeo, y emoción táctica en la pelea por el top10 general, con el francés Lenny Martinez (Groupama-FDJ) defendiendo su posición del empuje final de Alexy Jegat (TotalEnergies).
Al frente de la clasificación general nada cambió: el esloveno Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) es virtual campeón por cuarta vez, con 4:24 minutos de ventaja sobre el neerlandés Jonas Vingegaard (Visma-Lease a Bike) y 11:09 sobre el alemán Florian Lipowitz (Red Bull–Bora–Hansgrohe), quien completa un podio que parece sellado desde los Alpes.
Mañana, el Tour cerrará su 112ª edición con la tradicional etapa de los Campos Elíseos, esta vez con un toque inédito: el pelotón recorrerá las empinadas y adoquinadas calles de Montmartre antes de enfilar hacia el Arco del Triunfo. Allí, salvo catástrofe, Pogacar volverá a vestirse de leyenda.
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