por Orlando Oramas León
La efeméride cubana, el 26 de julio, marcó el aniversario 72 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, gesta insurreccional liderada entonces por Fidel Castro.
Lo que en lo militar resultó entonces fallido, devino alborada y gesta de trascendencia histórica cual motor que desencadenó el proceso revolucionario en la ínsula, con indudable impacto internacional, particularmente en Latinoamérica y el Caribe.
Así lo reconocen diversos colectivos uruguayos, como el que se reunió la víspera en la sede montevideana de Krysol, que agrupa a expresos políticos de la dictadura.
Las canas sobresalen en hombres y mujeres que vivieron exiliados hasta más de una década en la mayor de las Antillas donde muchos hicieron carreras universitarias, pero sobre todo aportaron como constructores y otras profesiones.
Entre ellos Tupamaros, aquellos cuya lucha clandestina fue motivo en Cuba de una gustada serie televisiva titulada “Los comandos del silencio”. No pocos tuvieron participación en el derrocamiento de la dictadura somocista en Nicaragua.
Carlos Pastor es uno de aquellos. En conversación con Prensa Latina cuenta de su vida en La Habana, Jaruco, La Tunas, Santiago de Cuba, donde levantó viviendas y se graduó como ingeniero eléctrico en el curso diurno.
Otro veterano, Osvaldo Ronqoi, partió al exilio a Suecia y de allí a Cuba, donde se licenció en Derecho, pero también hizo aportes a la infraestuctura turística que se desarrollaba en la tierra que le acogió.
Entre ellos la expresidenta de la Cámara de Diputados en la anterior legislatura, militante del Partido Comunista de Uruguay (PCU) y dirigente del Frente mplio, a quien no hay quien le haga cuentos de Alamar, localidad al este de la capital cubana en cuya construcción trabajaron exiliados del país sudamericano.
Más tarde, y al este de Montevideo, otra celebración del 26 cubano-uruguayo.
Fue en Parque del Plata, departamento de Canelones, organizada por el PCU y su agrupación “Crece desde el pie”.
Facundo Hernández, dirigente de la Unión de la Juventud Comunista, expresó el compromiso solidario de jóvenes que como él aspiran aquí a un mundo mejor y a que Cuba se libre del bloqueo feroz de Estados Unidos.
Estudia en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República. Dijo con orgullo que uno de los salones de ese recinto universitario lleva como nombre “Comandante Ernesto Che Guevara”.
En Parque del Plata se subrayó que Cuba no está sola. Allí es activa cada año la campaña de recolección de insumos médicos para la isla sitiada e incorporación a una brigada solidaria que cada enero hace maletas hacia La Habana.
Lo reconoció el embajador Antonio Pardo, encargado de Negocios de su país, quien refirió las difíciles circunstancias en los que su pueblo resiste el acoso de Washington.
Aun así, subrayó, Cuba mantiene su práctica solidaria, y como parte de ella la brigada oftalmológica que en 17 años ha devuelto la visión a miles de uruguayos desde el Hospital de Ojos “José Martí”.
oda/ool
