Contundentes argumentos de trabajadores del centro revelan un ambiente laboral tenso y marcado por el temor en la institución, erigida en la antigua residencia de Sigmund Freud y su hija Anna Freud, en el barrio de Hampstead, según reveló el diario The Guardian.
Me sentí completamente desprotegida. No había ningún procedimiento claro para denunciar lo que estaba ocurriendo, así describió una ex empleada su experiencia en la galería londinense en medio de una serie de acusaciones que sacuden a la institución.
El museo, dedicado a la vida y obra del famoso psicoanalista Freud (1856- 1939), enfrenta actualmente un escrutinio formal impulsado por el regulador de organizaciones benéficas de Reino Unido.
Las acusaciones incluyen “acoso sistemático”, intimidación y una cultura de miedo que, según varios testimonios, ha afectado a empleados actuales y antiguos, precisó la publicación británica.
El futuro del Museo Freud depende de su capacidad para reformar la cultura organizacional y recuperar la confianza, expresaron trabajadores de la galería que lleva el nombre de quien es considerado el padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.
La Comisión de Caridad, organismo encargado de supervisar las entidades benéficas en Reino Unido confirmó que ahora evalúa la gobernanza y la gestión del museo, tras “preocupaciones serias” sobre el trato al personal y la conducta de la junta, además de quejas formales las cuales fueron el detonante de la investigación.
El museo, ubicado en la antigua residencia de Freud y de su hija, ha siso durante décadas un referente cultural y académico, sin embargo, de acuerdo con los testimonios recogidos, el miedo y la falta de mecanismos efectivos para denunciar las irregularidades revelaron problemas estructurales en protección al personal, declaró una de las denunciantes.
No había ningún canal seguro para expresar nuestras inquietudes; todo se manejaba de manera opaca y sin transparencia, afirmó.
Otro ex empleado relató que la dirección desestimaba cualquier intento de plantear problemas internos.
Un trabajador en funciones describió la situación como “una cultura de silencio en la que el miedo a represalias era la norma”.
En respuesta a las acusaciones, el Museo Freud emitió un comunicado en el cual asegura que colabora plenamente con la investigación, se compromete a revisar sus políticas internas y tomará medidas para garantizar un ambiente de trabajo respetuoso.
La Comisión de Caridad subrayó que la investigación sigue en curso y las conclusiones se harán públicas al finalizar el proceso.
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