La directora de Coordinación de la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Nadine Gbossa, en declaraciones a la Ethiopia News Agency destacó la urgente necesidad de transparencia en los flujos financieros.
«Si le preguntas a la mayoría de los gobiernos, ¿cuánto invierten en los sistemas alimentarios? Nadie puede responder, porque nadie lo sabe», afirmó Gbossa, quien participa en el Segundo Balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios (Unfss+4) previsto del 27 al 29 de julio en esta capital.
A su juicio, las naciones africanas deben priorizar y dirigir estratégicamente sus recursos internos, aprovechando herramientas como la herramienta Flujos Financieros hacia los Sistemas Alimentarios desarrollada conjuntamente por el FIDA y el Banco Mundial.
Este innovador marco permite a los gobiernos realizar un seguimiento de las asignaciones presupuestarias nacionales al sector, agregó. Comprender exactamente dónde se canalizan los fondos es el primer paso hacia una inversión eficaz e impactante, aseveró.
La directiva instó también a supervisar la asistencia externa para el desarrollo. Si bien la ayuda para el desarrollo a los sistemas alimentarios africanos aumentó un 20 por ciento en los últimos cinco años, aún es insuficiente para la enorme transformación que se requiere, recalcó.
Reflexionó sobre la importancia de conocer cuánto proviene de los socios para una planificación estratégica y la adaptación si las fuentes cambian.
“Al obtener una clara visibilidad y liderazgo sobre la financiación de sus cadenas alimentarias, los países africanos pueden tomar decisiones informadas, anticiparse a los desafíos y construir proactivamente sistemas alimentarios resilientes y sostenibles”, añadió.
Reveló que aproximadamente una cuarta parte de todos los recursos para esas actividades en África se destinan actualmente a la asistencia alimentaria en países afectados por crisis, conflictos y vulnerabilidad climática.
Declaró que la resolución de las guerras es la acción más importante para aliviar el sufrimiento humano y liberar estos recursos vitales para un cambio sistémico a largo plazo, en lugar de una ayuda inmediata.
Este paso, concluyó, es crucial para invertir en acciones fundamentales que puedan prevenir futuras dependencias de la asistencia y abordar las causas profundas de la inseguridad alimentaria en todo el continente.
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