El Departamento de Asuntos de Jerusalén de la OLP advirtió en un comunicado sobre las graves repercusiones del proyecto, que consideró una violación de las leyes internacionales.

Afirmó que el objetivo es separar el norte de la Ribera Occidental del resto del territorio palestino y aislar de forma permanente a la zona ocupada de Jerusalén Este.

La medida representa una escalada sin precedentes en el proceso colonial y una clara extensión de un plan israelí bien concebido para imponer hechos consumados sobre el terreno, subrayó.

Además, apuntó, tiene como fin eliminar la posibilidad de establecer un Estado palestino contiguo y viable.

El presidente del Consejo Nacional Palestino, Rawhi Fattouh, también condenó en las últimas horas la iniciativa israelí, dividida en tres fases que prevén la construcción total de tres mil 165 unidades habitacionales.

La idea es crear una contigüidad geográfica entre el asentamiento de Ma’ale Adumim y la zona industrial de Mishor Adumim a expensas de las tierras de los palestinos, alertó.

Fattouh afirmó que, además, la propuesta conduciría al aislamiento de Jerusalén Este y al desmembramiento de la Ribera Occidental con el fin de convertirla en islas dispersas y cantones aislados.

También criticó el desplazamiento forzado y la limpieza étnica contra el pueblo palestino, así como el silencio internacional ante esos crímenes.

Por otra parte, el jefe de la Comisión Palestina de Resistencia al Muro y a los Asentamientos, Mu’ayyad Shaaban, cuestionó el proyecto.

El Gobierno, partidos y amplios sectores de la sociedad palestina condenaron la pasada semana en duros términos el llamado de la Knesset (Parlamento) israelí a anexar Cisjordania.

Denunciamos el proyecto adoptado por el Legislativo, afirmó el vocero de la Autoridad Nacional Palestina, Nabil Abu Rudeina, quien recordó que esa medida viola las normas internacionales y varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Mientras, el vicepresidente palestino, Hussein al-Sheikh, consideró que la votación parlamentaria representa no solo un ataque directo a los derechos de los habitantes de Cisjordania, sino también una peligrosa escalada que socava las posibilidades de paz y estabilidad.

Según datos oficiales, más de 750 mil colonos judíos viven en Cisjordania, incluida Jerusalén Este, pese a los reclamos del mundo, que considera a ese territorio como parte del futuro Estado palestino.

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