A menos de cuatro meses de que ese centro urbano reciba a líderes y delegaciones de todo el mundo para la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30, el gobierno brasileño se encuentra en el centro de una tormenta diplomática.
Delegaciones africanas advirtieron que podrían ausentarse por el alto costo del hospedaje, disparado por tarifas hoteleras consideradas abusivas.
El presidente de la COP30, el embajador André Corrêa do Lago, reconoció públicamente que países del continente africano manifestaron su indignación ante los precios inflados que, en algunos casos, superan 10 veces el valor habitual.
Durante una videoconferencia con corresponsales extranjeros, Corrêa do Lago habló de una «sensación de revuelta» de las misiones más vulnerables económicamente.
«La situación es crítica. Muchos hoteles no parecen ser conscientes del problema que están generando», afirmó el diplomático, quien también confirmó que el Gobierno federal está en negociaciones para contener el alza, aunque recordó que la ley brasileña no permite imponer importes al sector privado.
Ante la presión internacional, Brasil anunció medidas paliativas, incluyendo la contratación de dos cruceros que ofrecerán unas tres mil 900 habitaciones adicionales.
Estas unidades serán gestionadas por el sistema de reservas de la ONU, con tarifas diferenciadas: 220 dólares diarios para países de renta baja y 600 para el resto.
La elección de Belém como sede fue celebrada inicialmente como un símbolo geopolítico, pues es la primera vez que una ciudad en plena selva tropical acoge la conferencia climática más importante del planeta.
Sin embargo, la limitada infraestructura de la capital paraense ha sido un reto desde el inicio.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva defiende su decisión, alegando que el protagonismo de la Amazonia es crucial en el debate global sobre el clima.
Pero con las críticas creciendo y el reloj corriendo, el éxito logístico de la conferencia dependerá de si Brasil logra garantizar condiciones dignas y equitativas de participación para todos los países, sin dejar a nadie fuera por razones económicas.
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