El primer día de la semana arrancó con un paro sorpresivo decidido por la Asociación de Trabajadores de Copsa (ATC), que reclaman a esa empresa de transporte colectivo el pago de salarios atrasados de junio y julio.
Copsa presta servicios en la zona metropolitana de Montevideo y tiene largo historial de incumplimientos salariales con sus empleados y pequeños propietarios de la empresa.
El conflicto derivó en paro nacional apoyado por la Unión Nacional de Obreros y Trabajadores del Transporte (Unott), que se movilizaron por calles de esta capital.
Autobuses parados, líneas sin servicios y terminales copadas resultaron modalidades de la protesta, a la que se sumaron taxistas.
El dirigente de la Unott, Miguel Marrero, afirmó a la prensa que el nivel de acatamiento fue alto a nivel nacional.
Marrero instó al Poder Ejecutivo a ser «más duro» con Copsa y reclamarle sobre el uso de lo recaudado.
Este lunes habrá reunión entre el gobierno, Copsa y el sindicato, que no descarta más medidas de presión.
Otro paro, parcial y con movilización, fue protagonizado el pasado miércoles por la Confederación de Sindicatos Industriales (CSI), donde algunas de sus agrupaciones afiliadas están en conflicto con las patronales.
Nos preocupa que no hay planificación en el nivel de Estado para la industria, no es claro para dónde va el país, declaró el presidente de la CSI, Danilo Dárdano.
Durante la tercera semana de junio el turno tocó a los empleados del sector público, cuyos sindicatos protagonizaron una huelga parcial bajo el paraguas de la Mesa Sindical Coordinadora de Entes (MSCE).
Con el paro y manifestaciones pidieron cobertura de las plantillas, inversiones en instituciones estatales y reducción del trabajo terciario.
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