Según el portal R7, se estaría preparando una conversación directa entre Lula y el mandatario estadounidense, Donald Trump, en los próximos días, con el objetivo de destrabar el conflicto comercial.

La posibilidad de este diálogo surgió tras Trump manifestar públicamente que Lula podía «llamarlo cuando quisiera», una declaración que, aunque informal, fue tomada en serio por el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo.

Fuentes cercanas al Gobierno confirmaron que ya se realizan intensas gestiones entre bastidores para allanar el camino hacia un encuentro entre ambos líderes.

Diplomáticos y asesores presidenciales trabajan a contrarreloj para generar condiciones que permitan un diálogo directo y constructivo, mientras se mantienen activos los canales oficiales a través del canciller Mauro Vieira y el vicepresidente Geraldo Alckmin.

Lula reitera su voluntad de buscar una salida negociada, pero deja claro que cualquier conversación deberá emerger en condiciones de igualdad y con respeto a la soberanía brasileña.

«No queremos peleas, pero tampoco aceptamos imposiciones», declaró el mandatario durante el Encuentro Nacional del gobernante Partido de los Trabajadores, en el que asumió Edinho Silva como timonel de la organización política más grande de izquierda de América Latina.

La medida comercial de Washington excluye 700 productos nacionales, pero afecta fuertemente exportaciones clave como minerales, hidrocarburos y bienes industriales.

Paralelamente, las tensiones aumentaron con la reciente sanción, impuesta por Estados Unidos, al juez Alexandre de Moraes, de la Corte Suprema, dentro del marco del juicio al expresidente Jair Bolsonaro por su presunta participación en una tentativa golpìsta en 2022.

Mientras el 6 de agosto se aproxima, Lula intenta jugar una carta estratégica: mantener abiertas las puertas del diálogo sin dejar de mostrar firmeza.

La cita bilateral, si se concreta, podría definir el rumbo de una crisis que amenaza con desestabilizar no solo el comercio entre los dos países, sino también su relación política en un momento delicado.

Sectores empresariales brasileños ya manifestaron su preocupación ante las nuevas barreras impuestas por Washington.

La Confederación Nacional de la Industria advirtió que los tributos podrían frenar el crecimiento de exportaciones clave y afectar miles de empleos. En respuesta, el Ejecutivo evalúa medidas para mitigar el impacto económico, incluyendo la diversificación de mercados y acuerdos comerciales con países de Asia, Europa y América Latina.

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