En un comunicado oficial, el Ministerio de Asuntos Exteriores jordano denunció que la acción fue realizada bajo la protección de las autoridades de ocupación israelíes, y representa una nueva escalada en el marco de las políticas unilaterales impuestas por el actual gobierno extremista en Tel Aviv.

Calificó la acción de una flagrante violación del derecho internacional y una provocación inaceptable.

A su vez, el portavoz del Ministerio, Sufian Qudah, reiteró la firme condena de Jordania a las incursiones del ministro Ben-Gvir, así como a la facilitación sistemática de acciones similares por parte de colonos israelíes, con el respaldo de la policía de ocupación.

Qudah advirtió sobre las consecuencias de continuar con estas agresiones ilegítimas contra los lugares sagrados islámicos y cristianos en Jerusalén, e instó a Israel, en su calidad de potencia ocupante, a cesar inmediatamente todas las acciones provocadoras que amenazan con agravar aún más la situación en los territorios palestinos ocupados.

El vocero enfatizó que la mezquita de Al-Aqsa, con una extensión de casi 15 hectáreas, es un sitio de culto exclusivamente musulmán.

Reiteró que el Departamento de Asuntos de Al-Aqsa de Jerusalén, bajo administración jordana, es la única autoridad legítima encargada de supervisar y gestionar el recinto sagrado, en conformidad con el derecho internacional y el statu quo legal e histórico.

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