Al inaugurar el taller Transiciones Energéticas en Centroamérica y el Caribe, en la Universidad de la Habana, el secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) enfatizó que el programa tiene la característica de capacitar a capacitadores para amplificar los impactos.

Por su parte, la Rectora de la Universidad de La Habana, doctora C. Miriam Nicado García, indicó que esa casa de altos estudios trabaja en una estrategia institucional de sostenibilidad y transición energética de conjunto con el Ministerio de Energía y Minas (Minem) y con todos los actores.

Se trata de un proceso de formación de capacidades de transformación institucional y de preparación hacia el futuro, remarcó.

Es un honor, afirmó, compartir algunas de las capacidades acumuladas en el área de la tecnología solar fotovoltaica, así como intercambiar para aprender, igualmente, de las experiencias de los países que participan en el taller.

En tanto, el vice ministro primero del Minem, Argelio Abad, enfatizó que Centroamérica y el Caribe se encuentran en un momento decisivo por el efecto negativo del cambio climático, de ahí la importancia de acelerar la transición energética.

La región, aunque vulnerable al cambio climático, posee gran potencial para las energías renovables, por ello es necesario fortalecer la cooperación regional, movilizar inversiones y establecer marcos regulatorios para facilitar la integración energética.

Urge reducir emisiones y mejorar la resiliencia energética, y para ello la acción colectiva es fundamental para construir un futuro energético sostenible y justo, concluyó Abad.

La región del Caribe afronta un escenario energético complejo y desafiante, caracterizado por una fuerte dependencia de combustibles fósiles importados, altos costos energéticos y una vulnerabilidad frente a fenómenos climáticos extremos.

Condiciones que generan una creciente necesidad de avanzar hacia una transición energética que garantice un suministro más seguro, sostenible, resiliente y económicamente accesible, alineado con objetivos de desarrollo sostenible mundial y el Plan Nacional de Desarrollo de Cuba hacia el 2030.

La incorporación de sistemas de generación con fuentes renovables de energía, particularmente sistemas de solar fotovoltaica con sus respectivos sistemas de almacenamiento, emerge como estrategia clave para transformar las matrices energéticas de los países caribeños.

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