Pedro Pérez Dueñas: el salto que estremeció al mundo

pedro-perez-duenas-el-salto-que-estremecio-al-mundo
La Habana, 5 ago (Prensa Latina) Hace hoy 54 años, un joven cubano voló más allá de las fronteras del mundo conocido: Pedro Pérez Dueñas rompía el récord mundial del triple salto en los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia.

Era 1971. El estadio olímpico hervía bajo el sol colombiano y la tensión panamericana. Un adolescente de mirada serena y músculos tensos se paró frente a la tabla de batida con la determinación de quien no tiene nada que perder, pero sí mucho por mostrar. Era su segundo intento.

Los jueces guardaron silencio. El público contuvo la respiración. Y entonces… ocurrió: 17 metros y 40 centímetros.

El marcador tardó unos segundos en encenderse, pero el estremecimiento fue instantáneo. El muchacho habanero de 19 años, con las cuatro letras en el pecho, acababa de quebrar el primado del mundo. Por un centímetro superaba al legendario soviético Víktor Saneiev. En la pista, la sorpresa se transformó en ovación. En Cuba, en leyenda.

Las imágenes de ese momento no tienen banda sonora, pero si la tuvieran, serían los latidos del pueblo entero. Pérez Dueñas convirtió su nombre en estandarte, su hazaña en símbolo. Fue el primer cubano en ostentar un récord mundial absoluto en atletismo. Y lo hizo entre adversarios de renombre, como el brasileño Nelson Prudencio, en una final que parecía escrita para otros.

Pero fue él el que hizo estallar el estadio con ese vuelo imposible. Y no se detuvo ahí. Aunque ya era campeón siguió volando: 17.04, 17.12, 17.19… Saltos que habrían bastado por sí solos para consagrarlo.

La gloria, sin embargo, no fue eterna. Las lesiones lo asaltaron y su vocación por la medicina —que lo llevó a graduarse como doctor en 1980— terminó guiando sus pasos. Nunca pisó un podio olímpico, aunque rozó el bronce en Montreal 1976. Pero su grandeza no fue de duración, sino de impacto.

Pedro Pérez Dueñas murió en 2018, a los 66 años. Lo lloró el deporte, lo honró la historia. Fue elegido Mejor Deportista de América Latina en 1971, recibió la Orden Olímpica y su nombre figura en el Salón de la Fama del Atletismo de Centroamérica y el Caribe.

Hoy, más de medio siglo después, su gesta aún vibra como aquel zumbido eléctrico que precede al salto. Aquel instante suspendido en el aire que cambió para siempre la historia del deporte cubano. Porque hay récords que se rompen. Y otros, como este, que se eternizan.

rgh/blc

MINUTO A MINUTO
relacionadas
EDICIONES PRENSA LATINA
Copy link