Tal anuncio lo emitió el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, quien adelantó que tiene previsto mantener la semana próxima una conversación telefónica con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.
«Este contacto oficializa el interés por un diálogo directo», declaró Haddad.
No descartó que, si el tono del intercambio es positivo, pueda organizarse un encuentro presencial con el objetivo de «avanzar hacia un entendimiento entre ambos países».
Mientras tanto, el Gobierno brasileño ya prepara un paquete de medidas para mitigar los efectos del nuevo tributo, especialmente entre los pequeños exportadores.
Resulta un plan muy detallado que busca atender a quienes no tienen otras alternativas de mercado, explicó Haddad.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva será el encargado de anunciar oficialmente el paquete de apoyo.
Firmado por Trump la semana pasada, el llamado tarifazo afecta al 36 por ciento de las importaciones provenientes del gigante sudamericano, incluyendo productos clave como carne bovina y café.
Sin embargo, un 45 por ciento de las importaciones brasileñas quedaron exentas del nuevo gravamen y continuarán pagando un impuesto reducido del 10 por ciento, vigente desde abril.
El restante 19 por ciento, que abarca sectores como el acero y los vehículos, se mantiene bajo regímenes arancelarios específicos.
La medida comercial llega en un contexto político tenso entre ambos países.
Trump, quien ha reiterado su apoyo al exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, justificó parcialmente el arancel en lo que calificó de “cacería de brujas”, el proceso judicial que enfrenta de su aliado ideológico en Brasil.
Bolsonaro fue puesto bajo arresto domiciliario esta semana por orden del magistrado Alexandre de Moraes, de la Corte Suprema, acusado de desobedecer medidas cautelares en el marco de la investigación por un presunto intento de golpe de Estado en 2022.
La sanción judicial genera fuertes críticas por parte de la ultraderecha brasileña.
El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del exgobernante, advirtió que podrían venir nuevas sanciones desde Washington contra las autoridades brasileñas.
Pese al complicado escenario político y comercial, el Gobierno de Lula mantiene la vía del diálogo abierta con la Casa Blanca.
mem/ocs





