«El régimen ucraniano intensifica su actividad terrorista contra nuestra regiones a medida que se aproxima la cumbre ruso-estadounidense en Alaska», dijo el portavoz adjunto de la institución, Alexéi Fadéev, en una comparecencia este miércoles ante la prensa.
Putin y Trump tienen previsto reunirse el viernes 15 de agosto en unas base militar cerca de la ciudad de Anchorage, en Alaska, en la que sería la primera cumbre entre los líderes de las dos potencias tras el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero.
Fadéev comunicó que solo la noche del 12 al 13 de agosto la defensa antiaérea derribó 46 drones ucranianos de ala fija, 15 de ellos en la provincia de Briansk, 11 en Volgogrado y también en las regiones de Rostov, Bélgorod, Vorónezh, Krasnodar y la península de Crimea.
«El régimen ucraniano nunca pensó en la paz y menos ahora, y ve cualquier negociación como la manera de dilatar los combates y aferrarse al poder», enfatizó. El portavoz remarcó que en esta tarea el régimen ucraniano es apoyado activamente por sus valedores occidentales.
Anteriormente, el Ministerio de Defensa ruso desveló que las autoridades ucranianas preparaban provocaciones para torpedear la cumbre Putin-Trump. Según un informe de la entidad, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) llevó el 11 de agosto a periodistas extranjeros a la ciudad de Chugúyev, situada a unos 40 kilómetros de la frontera rusa para «preparar una serie de reportajes».
De acuerdo con la información disponible, el Ejército ucraniano orquesta un ataque de bandera falsa con drones y misiles contra la mencionada ciudad inmediatamente antes de la cumbre para causar un gran número de víctimas civiles y atribuirlo a Rusia, lo que sería inmediatamente «atestiguado» por los periodistas extranjeros llevados a la zona.
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