Ramaphosa consideró en su carta semanal al inicio del diálogo como uno de los hitos más relevantes en la democracia sudafricana y reiteró su llamado a hacer de la participación ciudadana la base para una sociedad más justa e inclusiva.
Según escribió el Presidente, el proceso culminará en una segunda Convención Nacional prevista para el primer semestre de 2026, concebida como espacio para definir una visión común de país y adoptar un pacto social que involucre Estado, empresas, sindicatos, líderes tradicionales, iglesias y colectivos comunitarios.
Delegados a la cita subrayaron que será la población quien determine los temas a debatir y los métodos de discusión, considerando las diferencias entre contextos urbanos y rurales, así como entre sectores organizados y personas no vinculadas a asociaciones formales.
Los asistentes insistieron en la necesidad de incluir a sectores históricamente marginados y de evitar divisiones entre “adentro” y “afuera” del proceso.
En el texto, Ramaphosa señaló que la legitimidad del diálogo dependerá de la diversidad de opiniones y de la disposición a confrontar diferencias con respeto.
Los preparativos del Diálogo Nacional fueron coordinados durante meses por fundaciones vinculadas a veteranos de la lucha anti apartheid, la sociedad civil y la Presidencia.
Se acordó asimismo crear un Comité Directivo con representación de todos los sectores, cuyas nominaciones concluirán a finales de agosto, y que será acompañado por un Grupo de Personas Eminentes encargado de garantizar la credibilidad del proceso.
El encuentro marcó el inicio de miles de debates comunitarios y sectoriales que se desarrollarán de aquí hasta comienzos de 2026 en barrios, municipios y organizaciones ciudadanas.
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