Así lo afirmó el politólogo Paulo Roberto de Souza, profesor de la Fundación Facultad de Sociología y Política de Sao Paulo, en una entrevista concedida a la radio del portal Brasil de Fato.

Según el académico, el proceso judicial demuestra que las instituciones nacionales no solo resistieron un ataque directo contra el orden democrático, sino que también están actuando para garantizar que los responsables enfrenten las consecuencias legales correspondientes.

«El juicio a Bolsonaro deja claro que nuestra democracia, aunque herida, sigue viva y responde», declaró De Souza.

La causa que involucra a Bolsonaro se relaciona con su presunta participación en el intento de golpe del 8 de enero de 2023, cuando miles de sus seguidores invadieron y saquearon las sedes de los Tres Poderes en Brasilia, en rechazo a los resultados electorales que dieron la victoria al actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

El Supremo Tribunal Federal investiga si el excapitán del Ejército tuvo un rol activo en la planificación o instigación de esos actos.

Para De Souza, la condena será el desenlace más probable y tendría un efecto directo sobre la estructura de la extrema derecha brasileña.

«Bolsonaro ya fue inhabilitado políticamente (a ochos años por abuso de poder). Si se confirma la condena, su capacidad de articulación electoral quedará aún más limitada. Él no será un actor central en 2026», apuntó el analista, al referirse a las presidenciales.

No obstante, advirtió que su exclusión no implica el fin del bolsonarismo (adeptos del exjefe de Estado). «La extrema derecha seguirá presente, al menos por un tiempo», refirió.

El profesor anticipa una lenta reorganización de este sector del espectro político, posiblemente con nuevos liderazgos más moderados que podrían intentar desmarcarse del legado autoritario de Bolsonaro, pero sin abandonar del todo su base electoral.

«Probablemente veremos una transición hacia discursos menos abiertamente antidemocráticos, pero con la misma lógica de polarización», vaticinó.

De acuerdo con el politólogo, el proceso judicial representa un ejemplo para otros países que enfrentan amenazas a su institucionalidad por parte de movimientos de extrema derecha.

«Brasil envía un mensaje muy positivo al mundo sobre su salud democrática, o al menos sobre sus esfuerzos por preservarla», indicó. El mundo observa. «Cómo enfrentemos este momento definirá no solo nuestra democracia, sino también la forma en que otros países pueden reaccionar ante amenazas similares», subrayó.

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