Este tejido, originario del pueblo ashanti, se elabora en telares manuales horizontales, en los que se utiliza hilos de seda o algodón.
Los artesanos dominan técnicas transmitidas por generaciones en un proceso laborioso: se entrelazan tiras estrechas que luego se unen para formar piezas mayores.
Cada diseño y color tiene un significado simbólico para representar valores como la realeza, la unidad o la espiritualidad. Tiene en cuenta la edad, el estatus social y el género de quienes lo utilizan. Los colores más usados son el dorado (riqueza), el rojo (sacrificio) y el verde (crecimiento).
Los productos terminados se nombran según proverbios, dichos o situaciones sociales, entre otros.
La artesanía se ha enriquecido a lo largo del tiempo gracias a la creatividad y la innovación de los tejedores.
Los conocimientos y habilidades se transmiten dentro de las familias, a través del aprendizaje con maestros tejedores y en instituciones de educación secundaria y superior.
También se adquieren en exposiciones, museos, talleres, festivales y a partir de fuentes literarias,asegura la Unesco en su sitio dedicado a visibilizar los patrimonios culturales de la humanidad.
Tanto hombres como mujeres están involucrados en el proceso de producción, siendo las mujeres las principales encargadas de la producción del hilo de algodón y del tejido, mientras que los hombres fabrican el telar y otras herramientas necesarias.
Aunque el kente se usa en ceremonias importantes como bodas y coronaciones,no solo es una prenda, sino un símbolo de identidad cultural que ha ganado reconocimiento mundial. En 2020, el gobierno de Ghana lo declaró Patrimonio Cultural Nacional en aras de proteger su autenticidad.
En la actualidad el Kente enfrenta desafíos como la producción industrial, pero los tejedores luchan por preservar su esencia. Es un emblema de orgullo africano y un legado artesanal invaluable.
(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)





