en el sur de la Franja de Gaza que causó al menos 20 muertos.

En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores calificó la ofensiva de «grave violación del derecho internacional humanitario».

Reclamó a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional abrir una investigación «independiente, imparcial y transparente» sobre lo sucedido en la clínica Nasser, en el que perdieron la vida periodistas y trabajadores humanitarios.

Según la Cancillería, de acuerdo con la Convención de Ginebra, los hospitales y centros médicos gozan de protección especial, y advirtió que ataques de este tipo pueden constituir crímenes de guerra.

«La rendición de cuentas es esencial para garantizar justicia a las víctimas y evitar la repetición de estas atrocidades», subrayó el texto.

También la reacción brasileña incluyó un rechazo a las declaraciones del ministro israelí de Defensa, Israel Katz, quien vinculó la decisión de Brasil de abandonar la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), con un supuesto alineamiento con regímenes hostiles a Tel Aviv.

Katz, además, acusó al presidente Luiz Inácio Lula da Silva de antisemitismo.

«(El Palacio de) Itamaraty (sede de la Cancillería) considera esas expresiones ofensivas, falsas e inaceptables. En lugar de difundir mentiras y agresiones, el ministro Katz debería asumir su responsabilidad e investigar el ataque que mató a pacientes, periodistas y trabajadores humanitarios en Gaza», señaló la cartera en la red social X.

El contenido recordó que las operaciones israelíes en Gaza provocaron la muerte de más de 62 mil palestinos, de los cuales un tercio son mujeres y niños, además de imponer hambre a la población como arma de guerra.

Brasil remarcó finalmente que Israel se encuentra bajo investigación de la Corte Internacional de Justicia por una posible violación de la Convención sobre el Genocidio y advirtió que, como ministro de Defensa, Katz no puede evadir su deber de impedir crímenes de esa naturaleza.

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