El término vencía este miércoles y en la sentencia, De Moraes otorgó al fiscal Paulo Gonet cinco días más para emitir temas irresueltos en la indagación por coerción y abolición violenta del Estado Democrático de Derecho.
De igual manera, el magistrado autorizó a la Policía Federal (PF) a que vigile al exmandatario, bajo arresto domiciliario, las 24 horas del día.
El aumento del monitoreo se debió a una solicitud del líder del gobernante Partido de los Trabajadores en la Cámara de Diputados, Lindbergh Farias.
A pesar de haber dado luz verde a la observación permanente de la reclusión en casa, Gonet aún no se ha pronunciado sobre la inculpación del exgobernante y su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro.
La PF imputó a ambos el 20 de agosto. Además del informe policial, el fiscal debe comentar sobre las explicaciones de Bolsonaro sobre el presunto incumplimiento de medidas cautelares.
De Moraes acusó al exmandatario de violación precisamente después que el documento de la pesquisa revelara contactos entre él y su hijo para intentar forzar al STF a poner fin al juicio en el que Bolsonaro ya está acusado por tentativa golpista.
También Gonet debe pronunciarse sobre el recurso interpuesto por la defensa del excapitán del Ejército contra el arresto domiciliario, que De Moraes ordenó el 4 de agosto.
Los abogados del exjefe de Estado exigen que el STF reconsidere el encierro.
El juicio en la causa penal, que involucra a Bolsonaro y a siete acusados, está programado para comenzar el 2 de septiembre y extenderse hasta el día 12 en la primera sala del Supremo.
La defensa del exparacaidista niega el incumplimiento de las disposiciones restrictivas.
Sus juristas argumentaron que existen lagunas en el informe de la PF.
La víspera, De Moraes ordenó que la Policía Penitenciaria del Distrito Federal vigile de forma permanente y sin exposición mediática a Bolsonaro.
Tal decisión responde a un pedido directo de la Fiscalía General que alertó sobre el riesgo de fuga y solicitó reforzar la custodia del exmilitar.
Según la resolución, los equipos penitenciarios deberán establecer vigilancia continua en la residencia de Bolsonaro en esta capital, con la condición de que la presencia policial no afecte el vecindario ni invada la intimidad de la vivienda.
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