La alerta fue lanzada por la Mesa Agropecuaria, Rural e Indígena, ante la proliferación de canes abandonados en el país tanto en área urbana como rural.

Informes del Ministerio de Agricultura (MAG) señalan que la mala gestión de los cadáveres de animales que mueren por gusano barrenador puede convertirse en un foco infeccioso que dé paso a nuevas moscas y dificulte la erradicación de la enfermedad

El gusano barrenador de ganado (GBG) es hoy un problema para los países centroamericanos que intensifican la campaña para su erradicación.

En el caso de El Salvador la epidemia retornó luego de tres décadas de erradicada en diciembre 2024 y se extiende hoy por todo el país pese a esfuerzos gubernamentales para detener su expansión que pone en peligro también a los humanos.

El coordinador de la Mesa Agropecuaria, Rural e Indígena, Mateo Rendón, precisó que la expansión a través de los canes se facilita cuando estos están en celo y la jauría se pelea, generando heridas que se infectan con el GBG.

Cuando un animal muere infectado hay mucha gente que lo que hace es tirarlo a las quebradas o a los hoyos, entonces estamos sugiriendo que no importa de quién sea el perro, alguien haga el sacrificio de poderlo enterrar siquiera un metro, señaló Rendón.

Desde su aparición en el país, los canes se convirtieron en una de las especies más afectadas y la mosca Cochliomyia hominivorax encontró en ellos un lugar propicio para depositar hasta 400 larvas.

En julio de 2025, el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) confirmó que El Salvador y Belice eran los únicos países del área que hasta el 21 de junio mantenían a los perros como la mayor proporción de especies afectadas por la enfermedad.

Según Rendón, el mayor reto es controlar la situación con los perros pues la masa bovina ya lo está. El Ministerio de Salud confirmó cuatro casos de infección por este gusano en humanos, o miasis, hasta la semana 31 de 2025.

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