Las entidades alertan sobre el incremento de esos flujos, es decir, aquellos migrantes que regresaron a sus países de origen porque no pudieron ingresar a Estados Unidos.
El estudio presentado en Bogotá con respaldo de Naciones Unidas, señala que en lo que va de 2025, más de 14 mil personas han sido devueltas, en un contexto donde el paso hacia el norte por la selva de Darién se redujo en un 98 por ciento, frente a los niveles del año pasado.
De acuerdo con el documento, los retornos tienen varias causas: las modificaciones en la política migratoria estadounidense (46 por ciento), la negativa de ingreso a ese país (49 por ciento), la falta de dinero para continuar el trayecto (34 por ciento) y la violencia sufrida en tránsito (27 por ciento).
El informe, citado por el diario La Prensa, también señala que persisten abusos graves, como secuestros, extorsiones y violencia sexual, especialmente contra mujeres y niñas, además del control ejercido por redes de tráfico que cobran hasta 280 dólares por cruces marítimas inseguras.
Al respecto, el representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, Scott Campbell, aseveró que muchas de las personas retornadas este año ya fueron víctimas de violaciones de derechos humanos y ahora enfrentan nuevos peligros, entre ellos la trata de personas, el reclutamiento de menores y las agresiones sexuales.
En la habitual conferencia de prensa semanal, el presidente Panamá, José Raúl Mulino, también comentó que la migración inversa está compuesta casi en su totalidad por venezolanos (97 por ciento).
Sin embargo, el panorama es más complejo pues en esos grupos viajan familias numerosas, mujeres embarazadas, personas con discapacidad y niños sin acompañantes.
De otra parte, se conoció que a pesar de la drástica reducción de indocumentados que aún cruzan la peligrosa jungla hacia el llamado «sueño americano», las cifras reflejan la aparición de otras nacionalidades, entre ellas ciudadanos de Nepal, Bangladesh, India, Camerún, Angola y Nigeria.
Según estadísticas oficiales, si hasta julio de 2024 cruzaron la selva más de 221 mil migrantes irregulares , en igual lapso de este año suman dos mil 934, de ellos más de la mitad (mil 347) son venezolanos, seguidos por colombianos y ecuatorianos.
Entre los caminantes, seis de cada 10 fueron hombres, pero junto a ellos caminaron 719 mujeres, muchas de ellas madres que cargaron a sus hijos pequeños a la espalda o en los brazos.
También destaca en los números que suman 225 niñas y 249 niños, muchos de ellos sin acompañantes que enfrentan los peligros y riesgos de la selva fronteriza con Colombia.
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