En declaraciones a la cadena BFM TV, el mandatario precisó que Francia se encuentra en una situación de debilidad «increíble».

No soy alarmista, solo expongo los hechos, subrayó a cinco días de someterse al voto de confianza de la Asamblea Nacional, donde la oposición, que domina en la cámara baja, descarta otorgarla, lo cual implicaría la caída del primer ministro, de todo su gabinete y de su proyecto de presupuesto.

Bayrou manifestó esperanza de que eso no suceda, en medio de una cruzada para convencer a sus rivales políticos.

Desde el lunes el jefe del Gobierno recibe en Matignon a los partidos que aceptaron su invitación, ignorada por La Francia Insumisa y los ecologistas.

La víspera, después de reunirse con el primer ministro, los líderes de Agrupación Nacional, Marine Le Pen y Jordan Bardella, reiteraron su objetivo de derribar al Gobierno y de conseguir elecciones anticipadas.

Bayrou dialogará hoy con los representantes de la Unión de las Derechas y Libertad y Territorios y mañana con los socialistas.

La oposición fustiga el plan de presupuesto, al acusarlo de austeridad con sus ahorros y recortes por 44 mil millones de euros y la supresión de dos días feriados.

El primer ministro esgrime que su propuesta es la única que puede frenar la debacle financiera, por un déficit que ronda el seis por ciento del Producto Interno Bruto y una deuda del 114, indicadores entre los peores de la Unión Europea.

Respecto a la supresión de los dos días feriados, Bayrou mostró este miércoles flexibilidad, consciente de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra.

En diciembre pasado, la izquierda y el partido identificado con la extrema derecha RN derrocaron con una moción de censura en la Asamblea Nacional al entonces primer ministro, Michel Barnier, y buscan hacer lo mismo con su sucesor el 8 de septiembre en el hemiciclo, negándole el voto de confianza.

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