El vicemandatario irá acompañado de su esposa, Usha Vance, para presentar sus respetos a las víctimas y mantendrá una serie de reuniones privadas para expresar sus condolencias a las familias afectadas por la tragedia, anunció su oficina.
La semana pasada, un tirador, identificado como Robin Westman, de 23 años, utilizó el momento en que los alumnos rezaban por el inicio del nuevo curso escolar para ejecutar el ataque, en el que resultaron heridas además 17 personas, de ellas 14 niños.
El presidente Donald Trump llamó al gobernador de Minnesota, Tim Walz, luego del tiroteo el pasado 27 de agosto y ordenó que las banderas de Estados Unidos ondearan a media asta.
«Este fue un acto deliberado de violencia contra niños inocentes y otras personas que celebraban su culto», expresó entonces en conferencia de prensa el jefe de policía de Policía de Minneapolis, Brian O’Hara.
Por su parte, Jacob Frey, alcalde de Minneapolis, enfatizó: «No digan que se trata solo de pensamientos y oraciones en este momento. Estos niños estaban literalmente rezando».
«Era la primera semana de clases, estaban en una iglesia. Eran niños que deberían estar aprendiendo con sus amigos. Deberían estar jugando en el patio de recreo. Deberían poder ir a la escuela o a la iglesia en paz, sin miedo ni riesgo de violencia, y sus padres deberían tener la misma tranquilidad», subrayó.
Estados Unidos tiene un pésimo y triste historial en materia de masacres que involucran a estudiantes.
Solo en la última década existen casos como los tiroteos en la Escuela Primaria Sandy Hook (2012), en el que un hombre armado mató a 26 niños y profesores; en el Instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida (2018), con saldo de 17 personas fallecidas; y en la Escuela Primaria Robb de Uvalde, Texas (2022), donde fueron asesinados 19 menores y dos adultos.
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