Por Edgar Morales

Como todos los años, el domingo previo al 11 de septiembre organizaciones de familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos reclamaron a las autoridades una investigación profunda y el castigo a los responsables.

En esa fecha de 1973, un complot cívico-militar, con apoyo de Estados Unidos, puso fin de manera violenta al gobierno del presidente Salvador Allende que encabezaba un proceso de transformaciones en beneficio de los sectores menos favorecidos.

Personas de todas las edades, desde adolescentes hasta adultos mayores, participaron en la manifestación que partió desde el Bandejón de los Héroes, en la Avenida de La Alameda, pasó frente al Palacio de La Moneda y luego enfiló hacia el Cementerio General.

El presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, José Pérez Debelli, acompañó -junto a otros dirigentes de la agrupación- a los familiares de las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Tenemos, dijo, la obligación moral de estar con los compañeros, las organizaciones defensoras de derechos humanos y todo el movimiento social que luchan por mantener viva la memoria de quienes hoy día no están con nosotros.

En declaraciones a Prensa Latina, Pérez Debelli hizo referencia a los más de mil desaparecidos y ratificó su compromiso contra las corrientes negacionistas que pretende imponer la derecha.

Por su parte, el diputado Boris Barrera, del Partido Comunista de Chile, destacó a esta agencia la importancia de la marcha por la memoria, en momentos en que la derecha avanza con tanta fuerza en el país.

“Cuando parece que todos los esfuerzos no fueran suficientes para contenerlos, hay que levantar las banderas por la verdad, la justicia y para que en Chile nunca más ocurran hechos como esos, ya que la amenaza fascista está a la vuelta de la esquina”, dijo el legislador.

Como lamentablemente ocurre cada año, elementos ajenos a la romería, los aquí conocidos como “descolgados”, protagonizaron actos vandálicos que desencadenaron enfrentamientos con efectivos de Carabineros en las afueras del camposanto.

Según los primeros reportes, hay 17 detenidos durante los disturbios entre encapuchados, que lanzaron piedras y bombas molotov contra los carros policiales, los cuales respondieron con fuertes chorros de agua y gas lacrimógeno.

Mientras, en el interior de la necrópolis se realizó con total normalidad un acto político cultural en memoria de las víctimas del golpe y del régimen militar.

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