Tal decisión implica la dimisión a la responsabilidad de primer ministro japonés, figura líder del gobierno, y tanto el PLD como su socio de coalición, Komeito, no consideran aconsejable extender mucho el vacío de poder.
De hecho, ya el exsecretario general del PLD, Toshimitsu Motegi, anunció su candidatura a la presidencia, pues quiere dedicarse de lleno al país -dijo- y aprovechar la experiencia adquirida en su partido y en el gobierno.
Motegi fue ministro de Relaciones Exteriores, de 2019 a 2021, y ministro de Economía, Comercio e Industria, de 2012 a 2014.
Otros nombres que aparecen con interés son los de dos exministros de Seguridad Económica, Kobayashi Takayuki y Takaichi Sanae; el ministro de Agricultura, Koizumi Shinjiro; y el secretario jefe del Gabinete, Hayashi Yoshimasa.
De esta forma, Ishiba cedió a las fuertes presiones para que asumiera la responsabilidad de las derrotas electorales de su Partido, que perdió la mayoría tanto en la Cámara Baja como en la Alta del Parlamento.
La merma de la popularidad del dirigente, que no tiene un año en el cargo, también responde a la creciente crisis económica del país, que Ishiba no ha sido capaz de frenar.
El PLD ha regido en el país asiático casi sin interrupción desde 1945, y por tradición aquí, el jefe del principal partido ejerce también el cargo de primer ministro.
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