De acuerdo con el ministro de Defensa, Richard Marles, el plan contempla la construcción de decenas de esos vehículos acuáticos autónomos y de gran tamaño para la Marina Real Australiana, con las primeras unidades operativas a partir de enero de 2026.
«Estos drones representan un activo estratégico clave para nuestra Marina Real», afirmó durante una conferencia de prensa, en la cual subrayó la urgencia de fortalecer la capacidad naval frente a crecientes amenazas.
A juicio de Marles, el país oceánico vive el contexto estratégico más complejo y desafiante desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Los drones Ghost Shark serán un complemento táctico crucial dentro de la modernización militar del país, subrayó.
A la vez, la incorporación de esa flota específica de submarinos representa una innovación significativa en las capacidades navales autónomas, pues permite operaciones de vigilancia, reconocimiento y ataque con menor riesgo para el personal humano.
El proyecto fue adjudicado a Anduril Australia, que recibió un contrato por aproximadamente mil 100 millones de dólares estadounidenses, para encargarse de fabricar, mantener y perfeccionar estos innovadores vehículos submarinos.
En los últimos tiempos, el gobierno australiano muestra un fuerte interés por desarrollar y modernizar sus capacidades de defensa, con el fin de proyectar poder más allá de su territorio y, según alega, proteger sus intereses estratégicos en la región.
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